sábado, 26 de marzo de 2011

El Collar Rojo

Solo en mi apartamento, decidí ir a buscar comida. Por el camino me encontré con un viejo conocido, hacía mucho tiempo que no nos habíamos visto, así que fuimos a dar un paseo. Llegamos a el muelle, allí  donde pasamos los mejores momentos de nuestra vida, pero donde también sufrimos una gran tristeza.
Recuerdo bien lo que pasó en este lugar aquel día de agosto. Me encontraba con Miguel y con su hermano a quien llamábamos “sopas”, a la orilla del mar estábamos los tres tomando el sol de aquella cálida tarde , empezó a llegar mucha más gente al lugar cosa que nos agrado mucho, éramos ingenuos y no pensábamos bien.
Al anochecer, cuando ya nos íbamos a ir, algo muy extraño sucedió. Un carro se había volcado sobre la carretera, los tres fuimos al lugar, a ver qué había pasado; el carro no tenía pasajeros, asustados por esto intentamos huir del lugar pero por más que avanzábamos no nos alejábamos ni un centímetro.
En la vía apareció un reflejo, una luz incandescente que me cegó la vista, debajo de nosotros se encontraron unos huesos ensangrentados, los gritos se apoderaron de nuestras gargantas hasta que repentinamente perdimos el conocimiento, cuando despertamos estábamos en la playa , el muelle se había incendiado, nadie sabía lo que había ocurrido
Según un vecino,  en la noche una persona llegó a quemar el lugar, Miguel le preguntó qué había pasado con toda la gente que había allí, pero el habitante respondió que nadie había estado ese día en el muelle.
Las cosas no quedaron así, no habíamos notado que el hermano de Miguel  no estaba , ya era casi el amanecer cuando lo encontramos dentro del carro  volcado, pero el carro no estaba en la carretera, estaba donde había empezado todo, en la playa.
“Sopas” en su cuello tenía una medalla de color rojo con un dibujo algo particular, era un sujeto con colmillos rotos y largos. Nos impresionamos mucho en ese momento, pues su hermano había muerto, y en su brazo decía: “he aquí uno más, uno de los cientos que ha caído”.
Cuando llegué nuevamente a mi apartamento, encontré un sobre, lo abrí y allí estaba aquel collar, de inmediato escuche una voz; volteé y lo vi nuevamente.